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Festejar el 1 de junio con gratitud y confianza en el camino*

Queridas Hermanas y laicos/as, misioneros/as scalabrinianos/as

Deseamos que cada uno y cada una pueda estar disponible para participar, espiritualmente, de esta fecha conmemorativa de la historia de la Congregación, que es el día 1 de junio, fecha en que celebramos la memoria de la vida y de la herencia espiritual del Beato Juan Bautista Scalabrini. De él hemos aprendido el entusiasmo, que es la fuerza en la fe, en la caridad y en la humildad. Esta invitación es para vivir también ese compartir del testimonio scalabriniano, que enriquece a todos y a todas, dentro del espíritu de una vida de convivencia universal, de apostolado y de profundización scalabriniano. Esto nos puede ayudar a dar pasos firmes en la construcción de la comunión Congregacional.

Juan Bautista Scalabrini, hombre sensible y práctico, escuchó la voz Divina, y los frutos de su obediencia a Dios están todavía presentes entre nosotros. Él dejó enseñanzas de cómo ser más vigilantes, humildes, llenos y llenas de fe, esperanza y amor en nuestra misión. Su frase, grabada en la memoria y transmitidas por las primeras Hermanas del “ ID CONFIANTES HIJAS” resuena como una palabra de coraje y de envío a tantos hombres y mujeres que, aún hoy, continúan en el mundo la misión que Él inició, entre personas de edad, adultos, jóvenes y niños de todas las nacionalidades. Así, nosotros somos las semillas que nacieron de este árbol frondoso del Carisma y debemos germinar y continuar a dar frutos para la humanidad inmigrante, continuar con amor el ser “ INMIGRANTES CON LOS INMIGRANTES”

Con mucha alegría deseamos abrir nuevamente esta página scalabriniana en homenaje al Beato Juan Bautista Scalabrini el día 1 de junio de 2007. Quienes ya tienen una cierta edad y quienes están iniciando apenas a conocer el ideal Scalabriniano, están invitados e invitadas para una fiesta de gratitud y de renovación del compromiso misionero scalabriniano, no solamente en el pequeño círculo cerrado y limitado de cada uno y de cada una: es una fiesta para la iglesia y para los inmigrantes del mundo entero.
Les invitamos a recordar la santidad de Scalabrini, pues, nosotros scalabrinianas y scalabrinianos de hoy, también somos lámparas puestas en los pedestales para llevar la luz a los pobres, como Él lo hizo en su tiempo. Tenemos temores y muchas veces preocupaciones, pero también tenemos confianza y, como el Padre Marchetti y la Madre Assunta supieron seguir sus pasos y dar continuidad a la misma misión, nosotros también, renovamos nuestra fe y nuestro compromiso. Así, juntos, podemos completar los sueños del Beato J.B. Scalabrini, de su visión providencial sobre las Migraciones, que es también la nuestra.
No podemos estar en todos los lugares, dar asistencia a todos los inmigrantes pobres como lo deseaba Scalabrini, pero podemos hacer bien lo que hacemos y llegar mucho más lejos de lo que alcanzamos con la acción, a través de la oración, del ejemplo de nuestra vida de fe, de la unión Eucarística y de la Palabra de Dios. La memoria litúrgica y festiva de Scalabrini es para abrir un nuevo impulso para la vida misionera scalabriniana, para continuar la misión entre los inmigrantes. Cada uno y cada una puede ser el farol que refleje la luz de la santidad de Scalabrini, que nos interpela a testimoniar con nuestras actividades, a asumir los elementos específicos de nuestra identidad y espiritualidad, acogiendo en nuestras tareas al Dios Peregrino, ayudando a los inmigrantes más pobres, siendo una señal de esperanza, de fe, de humildad en los hechos y encuentros de la vida cotidiana. Esas fuerzas que emanan entre nosotros vienen de la Eucaristía, de la oración perseverante, de la unión entre los miembros de la comunidad y de las familias, pues, sin esa unión, la corriente se rompe y la imagen de Cristo se apaga.

Ustedes, los colaboradores voluntarios, las familias y otros…. heredaron el Carisma Scalabriniano y procuran llevar adelante, con fidelidad, el ideal de nuestro fundador con sus talentos y obras de caridad, dando lo mejor de sí. Ustedes, todos, escucharon y escuchan la voz de Jesús que continúa repitiendo “ Id por todo el mundo, traspasen las fronteras” den la mano sin exclusión de razas, culturas, lenguas o regiones, porque el Carisma Scalabriniano los protege y los conduce. Nuestras congratulaciones por su trabajo. Con Jesús Migrante, nuestro amor fraterno.
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* La presente reflexión fue elaborada por la Hna. Reinalda Maria Strapazzon, mscs, en un plan de acción integrado entre el CSEM y la colaboración de las Hermanas de la Congregación MSCS.