Clogers

Gustavo Tadeo fue quien me lo dijo, y aún no terminó de entenderlo, de escapar de la sorpresa, en los últimos años, Watanabe, había pasado mediante un tránsito natural, a ser uno de los poetas peruanos mejor valorados, y no me refiero a la crítica, sino a los lectores, quienes esperaban la aparición de sus libros contagiados por el descubrimiento para muchos, de un poeta sobre las cosas sencillas, y que a través de su yo poético reflexionaba sobre cosas que más de uno ha de haber pensado una vez más de una vez sobre su historia personal, sobre la construccción de los recuerdos de infancia, sobre la relación con lo divino; pero nadie escribió sobre esas cosas, con la claridad con la que él podía hilvanar sus versos, murió ayer casí en silencio, como su poesía, ahora nos quedan sus libros y sus versos, nos queda la memoria y una gran ausencia, nos queda el tiempo y nada más.

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