Clogers

Por: César Aching Guzmán
http://matematicasfinancierascag.blogspot.com

Transitamos más de medio siglo de recolonización neoliberal en el Perú y seguimos con las mismas recetas para no enfrentar el problema medular, esto es, las abismales desigualdades entre ricos y pobres. Por un lado, tenemos a una minúscula elite de acaudalados que monopolizan los beneficios de la energía, tecnología, ciencia, alimentos y de la salud; y, como consecuencia de ello, millones de peruanos empobrecidos, empleados o subempleados precarios.

Cada régimen reclama - como si recién nacieran a la vida política nacional -, que no son responsables de haber convertido nuestra economía en un sistema que impide satisfacer las necesidades básicas de la población. Hace poco, asistimos al llamado Acuerdo Nacional del “toledismo”, vimos a los mismos actores: los empresarios y también a los delegados de los trabajadores que representan a no más del 10% de la masa laboral, cada uno defendiendo sus propios intereses. Los empresarios buscando –como siempre- la convalidación del saqueo y depredación de la riqueza nacional, y, los segundos, mediatizados por sus intereses personales (vigencia) defendiendo los intereses de los trabajadores; como siempre, el gran ausente en estos conciliábulos, el pueblo peruano, espectador eterno.

En las últimas elecciones, los peruanos elegimos ante dos propuestas populares una esperanza de cambio, distinta al “fujimorismo” y “toledismo”, rechazando lo caótico y aventurero, decidimos por el candidato del Partido Aprista Peruano.

El 7 de julio del 2006, publiqué el artículo “COMBATE DE LA POBREZA EN EL PERU”, favorecido ya el nuevo Presidente. Encabezando la publicación sostuve lo siguiente: “La pobreza tiene sus causas en la desmedida acumulación de riqueza en manos de pocos; estos pocos se convierten en barreras infranqueables para el acceso de todos a los recursos nacionales; valiéndose para ello de elites corporativas y políticas”. Esto no ha cambiado. En lo económico: el pago de la deuda externa es la mayor preocupación del Ministro de Economía, el circulante sigue en manos del capital financiero; no sabemos si pagaron sus deudas los que compraron empresas públicas a precios irrisorios; los sueldos de los pensionistas y jubilados sigue igual, por esta injusticia muchos de ellos han acudido corporativamente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; desconocemos si los pagos vía PNUD han sido eliminados; no se han revisado los contratos de telefónica suscritos dolosamente con el sátrapa Fujimori, tampoco esta empresa ha reintegrado a los usuarios el cobro indebido que efectuó por concepto de renta básica, no hay hasta el momento otros operadores en telefonía fija; el gas doméstico cuesta más, etc. En lo político, no se da al ciudadano presencia real en el poder, institucionalizando su participación en las decisiones de gobierno.

Finalmente, cualquier Pacto Social en el Perú, en lo interno, pasa por corregir el modelo económico, a través de un proyecto nacional de desarrollo, en el que el Estado coordina el capital y la fuerza de trabajo (como lo hicieron alemanes, japoneses y los llamados tigres de Asia) y en lo externo, impulsar la integración de América Latina en un bloque proteccionista para el desarrollo, que debe culminar en un Estado Regional para defendernos de la voracidad estadounidense y la unión europea.