Este poema se venía incubando desde junio. Algunas palabras sueltas sin ninguna esperanza que fueran a germinar. Pero cayó en gracia del destino y terminarlo fue cosa de horas. Corregirlo y retocarlo, un par de días.
Ya que este es el primero después de la gran veda, los comparto con ustedes, con el riesgo casi cierto que pueda leerlo su dueña. Si es así, seguro me escribirá algún comentario aunque esto ya se o envié por correo, pero su sorpresa será verme en un blog que desconocía.
Con la inocencia del demente
esperaba el pan virtual de cada día,
como esperan los niños los pechos llenos.
Con celo carcelero
cuidé los leves latidos de tu corazón maltratado
y sediento, bebí una a una tus lágrimas.
Y de pronto dices vuelves al camino llano
que por sola y desamada ayer habías perdido.
Ahora, como espuma salada que va y viene
borras la promesa dibujada en la arena.
Olvidas mi nombre de tus labios
y mi llamada se desvanece en el viento sin eco.
¡Yo fui ciénaga, pastizal y abrigo!
Fui los juncos, reposo y remanso
cuando herida llegaste volando a mi lecho.
Consolé tu arrullo lamentero,
tu gracia agitó mis aguas estancadas,
y por una estación breve
amé tu plumaje mezquino.
El nido frío que te acunaba
el sol ha vuelto a entibiarlo
y a mi pesar despertó instintos de garza.
Después de un silencio,
como esos tensos que alertan peligros,
se abrieron tus alas
y en un instante ya eras un punto en el cielo.
Como esa noche negra,
no habrá otra más larga que recuerde,
mas la lluvia que había de venir
fue consuelo pasajero.
Ya no hubo baile ni sueños,
ni ronda de luna, de luciérnagas ni lucero.
No hubo versos frescos
ni dueña que los quisiera.
Las constelaciones vuelven al lugar de entonces,
las flores y su perfume, al los ciruelos
otra vez las garzas, hasta el próximo invierno.
Hola !!
Estuve leyendo tu blog y me gustó realmente, me encantaría sostener una conversación con vos.
Saludos desde Medellín.
Gracias por tu hermosa respuesta, tambien te estaré visitando, mil saludes.
Saludos desde el otro lado de la vida